Los jugadores de póker
normalmente se clasifican según su nivel de agresividad. Esto permite
anticiparse a sus estrategias y contrarrestarlas, pero es imposible conocer qué
clase de juego tienen en mente el rival si no atendemos a una serie de aspectos
que le delatan. Hablamos de los tells, los indicadores corporales que,
de manera consciente o inconsciente, se llevan a cabo.
Mediante estos tells, podemos
intentar predecir cuál va a ser el siguiente paso de nuestro contrincante. Eso,
unido a su estilo de juego, nos puede dar una información muy valiosa de cómo
el rival está enfocando la mano. Un buen jugador de póker sabe cómo usar
esa información a su favor, pero el primer paso es conocer cuáles son los
principales tipos de jugadores de póker, y en qué basan su estilo de juego. En
este artículo, vamos a centrarnos en los TAG.
Un jugador TAG, o
tight-aggressive, es un jugador con iniciativa, agresivo y que siempre lleva la
delantera. Entra en los botes de manera agresiva con raise preflop en lugar de
call, síntoma de que lleva la iniciativa.
Ante un jugador TAG, tenemos que estar preparados para tirar
nuestras manos más de una vez, dado que lo mejor siempre va a ser evitar la
confrontación directa cuando haga call o raise en el postflop.
Una buena selección de manos
preflop, junto a un estilo inherentemente agresivo, es lo que más delata a
un tight-aggressive. Es un rasgo que es más habitual en póker con los sharks,
los tiburones que juegan de manera agresiva y que siempre van pisando fuerte
aprovechándose de la ingenuidad de los novatos. No todos los TAG tienen por qué
ser tiburones, pero sí tienen rasgos en común.
Decir que un jugador TAG es
agresivo es como no decir nada. Evidentemente, por sus siglas se deduce que
basa su estilo de juego en la agresividad, pero los TAG tienen una manera
muy peculiar de entender las partidas de póker.
A los jugadores TAG hay que
temerlos, sobre todo en el preflop. Si
van, van hasta el final, y eso es porque tienen una buena mano. Es raro ver a un jugador TAG llegar al showdown
mostrando una mano débil.
Calcula tus odds bien, porque si
al TAG le salen los números, probablemente tú no tengas nada que hacer.
Pero piensa en que esto
también favorece al TAG para modular su juego y de vez en cuando hacer un bluff.
Farolear siendo tight-aggressive cuenta con la ventaja de que ya se le
presupone un respeto. “Si estamos en el river y este TAG no ha hecho fold… hay
que temerle”. Pues aunque quizá esté colándote un farol de campeonato
quedándose en la mano, sabe que te ha
calado y que le impones.
Normalmente, los jugadores TAG lo
ponen fácil a la hora de jugar… para quien no quieran riesgos, claro. ¿Se
retira el TAG? Ve adelante si tienes un proyecto. ¿Se queda el TAG en la
mano? Seguramente te vapulee, te convendría retirarte.
Pero si tienes un buen proyecto y
el TAG juega su postflop, si puedes y te
dejan las cartas: ve hasta el final, al
menos para calarlo. Eso te permitirá obtener una valiosa información.
¿Estaba yendo de farol? ¿Cómo de buena era realmente su mano? ¿Ha tardado
demasiado en hablar para desconcentrarte? Verle jugar te puede dar unos datos
muy importantes sobre su juego, aunque te gane. Y obtenerlos, al menos en una
mano, valdrá la pena.
Puedes ser víctima también de
una encerrona y que el TAG empiece su juego agresivo cuando tú ya estés muy
metido en la mano. Limitar daños también es una estrategia válida, aunque el
tiempo no juegue a tu favor. Si pierdes, que sea con límite de daños y sobre
todo siendo consciente de tu derrota y de por qué te han batido.
No hay atajos que lleven a nadie
a ser de repente un tight-aggressive. Ese calificativo se gana a base de experiencia,
de desarrollar un estilo de juego, de enfocar las estrategias de una
determinada manera y de practicar y conocer al dedillo el póker.
En realidad, empecinarse en
desarrollar una manera de jugar no es lo ideal; más bien, buscar un estilo que
se adapte a cómo encaras tú el póker. Quizá la manera de jugar de un TAG no
encaje con tu manera de entender el póker. ¿Por qué empeñarse en serlo,
cuando no lo entiendes así?
De cualquier manera, y según una
estrella del póker como Ed Miller ha publicado en su blog personal, hay varias
fases por las que pasa un jugador antes de ser un tight-aggressive.
Miller desarrolla toda una
serie de pasos, pequeños pensamientos y acciones que llevan a una manera de
enfocar el juego propia de los tight-aggressive.
El principio del camino está en:
ser consciente de qué posición se está ocupando en la escala de tu evolución,
sabiendo cuánto te queda por aprender, y entender de qué manera puedes
identificar la forma de pensar de tus rivales, leer sus tells e interpretarlos
adecuadamente.
Normalmente, todo comienza siendo
selectivo con las manos que se juegan. En el momento surge la necesidad de foldear preflop si no se liga una mano, o foldear ante una
presión excesiva, es algo que marca y mucho el estilo que adopta un TAG.
Recuerda: un TAG foldea preflop si su mano no es prácticamente una garantía de
victoria.
En este punto podemos decir que
se ha alcanzado la evolución máxima del nit: más tight preflop, más
dinero postflop, pero solo con manos fuertes. Un nit normal y corriente puede
hacer dinero, pero tiene que jugar una cantidad de mesas tan alta que no le vale
la pena ni a corto ni a medio plazo.
Aquí es cuando se empieza a
coquetear con la idea de farolear. Un semibluff con un proyecto postflop
decente no entraña demasiado riesgo. Cómo decir que no a eso. Es ahí cuando
se fragua el verdadero tight-aggressive. El resto, la manera de enfocar el preflop, la iniciativa y la manera de
esconder sus tells, ya forma parte del estilo personal de juego del jugador.
Uno de los consejos más
habituales para quien quiera mejorar su estilo tight-aggressive es no abusar de
los faroles. Si el farol de un TAG no es eficaz, se le pierde el respeto al jugador. Por eso, el control de los
tells y medir muy bien los tiempos para farolear es crucial para un jugador
TAG.
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