Uno de los puntos claves a la
hora de conseguir bajar a mínimos nuestro número de errores es ir controlando
el desarrollo de la mano en juego. Llevar este control es indispensable para
mantener a raya tu error y hacer que el del resto de jugadores se incremente.
Ahora bien, ¿cómo puedes llevar
el control de la mano para hacerte con la victoria? Las cuatro formas de
intentarlo son muy sencillas y conseguir ser un maestro en control de manos en
póker solo es cuestión de ponerlas en práctica. ¡Vamos a ello!
Como ya debes saber tanto si llevas
un tiempo jugando como si acabas de embarcarte en la aventura del póker, tu
ubicación en la mesa de juego es un factor de máxima relevancia. Esto es así
dado que en función de dónde estés sentado tendrás más o menos posibilidades de
controlar el juego.
En toda partida de póker existen
tres tipos de posiciones: iniciales, intermedias y finales. Es de lógica asumir
que, si estás sentado en las posiciones finales podrás recabar más información
que el resto de jugadores que se sitúen en las posiciones iniciales, por lo que
tendrás una clara ventaja sobre estos.
Una cosa está clara y es que el
jugador que decide establecer una estrategia más agresiva porque tiene la
determinación de actuar desde el principio será el jugador que lleve el control
de la mano. Ahora bien, es una estrategia que hay que llevar a cabo con
cuidado, dado que este control se puede perder fácilmente si los jugadores
rivales llevan a cabo la estrategia que pasamos a explicar a continuación.
Como hemos dicho al inicio, aquel
jugador que cuente con más información y que, además, sepa interpretarla correctamente
para su beneficio propio será el que tenga un mayor control de la estrategia de
cada uno de sus contrincantes y, por tanto, controlará lo que está ocurriendo
en la mesa de juego.
Es por ello que resulta primordial
saber recabar la información que se vierte en una partida, para saber ubicar
qué jugador podría tener una buena mano y tratar de que esa ventaja que tiene
sobre ti no se convierta en una victoria para él.
Si bien es cierto que tienes que
aprender a manejar la información para tener la mano controlada, también es
imprescindible que sepas disimular esa situación. No te servirá de mucho
controlar la mano si el resto de jugadores se dan cuenta de ello, ya que automáticamente
perderás la ventaja de poder “convencerles” de que aumenten sus apuestas para
que la cantidad de dinero con la que acabes en tu bolsillo sea mayor.
La situación ideal, por tanto, es
conseguir controlar la mano y que, además, tus rivales piensen que son ellos
quienes la controlan. De esa forma no tendrán miedo de lo que tú puedas hacer
en la mesa, porque pensarán que tienen ventaja sobre ti.
Saber mentir es clave en el
póker, tanto si tienes una buena mano como si no. Son muchos los jugadores que
tiende a pensar que cuando un jugador sigue apostando es porque tiene una buena
mano, pero lo cierto es que no siempre es así, dado que hay jugadores que saben
mentir e ir de farol a la perfección, consiguiendo quedarse con el bote
teniendo una mano débil que podrías haber ganado fácilmente si hubieras sabido
leer la situación.
Si bien es cierto que incluso
cuando tienes casi el 100% de posibilidades de ganar la mano ganarías el bote
19 de 20 veces a corto plazo, a largo plazo la situación cambia. No tener el
control de la mano ni tener la pretensión de tenerlo en ningún momento te hará
perder dinero conforme el tiempo vaya pasando. El póker es un juego en el que
hay que fijarse mucho en lo que está pasando en el presente, sí, pero también
es necesario tener una perspectiva de futuro y, por supuesto, conocer qué es lo
que ha pasado en la partida para anticiparse a las cartas que están por venir.
Son muchas las posibles formas de
jugar, eso no lo negamos, pero intentar tener el control de la mano es indispensable,
porque también implicará que podrás tener el control del dinero del bote y, por
ende, que disminuya el riesgo de perder tus apuestas en la mesa de juego.
Ahora bien, también es importante
tener claro que no es posible controlar todas y cada una de las manos en las
que participamos, por lo que el objetivo en esas situaciones ha de pasar por
comprender quién es el jugador que tiene el control, para poder discernir qué
estrategia ha utilizado y analizar cómo podemos arrebatarle el control para
hacernos nosotros con él.
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