Es muy posible que a estas alturas ya estés familiarizado con términos como “pot commitment”. El bote es la clave en las partidas de póker sit and go, pero quienes lo ganan no solo se dedican a trabajar la victoria desde el punto de vista estadístico: son maestros manipulando el bote, y te vamos a explicar para qué sire y cómo hacerlo.
Cuando hablamos de manipular el
bote, en realidad queremos decir lo mismo que “tenerlo bajo control”.
Esto nos sirve, principalmente,
para hacer que el bote crezca o se mantenga según nuestros intereses,
porque un bote demasiado grande en el que hayamos metido dinero de nuestras
apuestas y que se nos esté poniendo en contra nos dará de todo menos alegrías.
Claro que, tener una buena mano y tener que obviar el botón de raise porque no
nos compensa jugar esa baza para ganar una recompensa tan nimia, tampoco es que
sea lo mejor del mundo.
Mantener el control del bote
requiere habilidad y destreza. Es algo que debemos aprender a hacer para poder
jugar grandes botes con manos muy fuertes, y botes pequeños con malas manos. Y,
aunque sobre el papel no es demasiado difícil hacerlo, en la práctica la cosa
se puede complicar. ¿Por qué? Porque manipular el bote guarda relación con
varios conceptos teóricos asociados al póker, y usarlos de manera combinada
es algo que requiere cierto nivel de habilidad.
En resumidas cuentas, cuanto
mejor sea nuestra mano, más interés tendremos en que el tamaño del bote crezca.
Pero todo esto también dependerá de nuestro estilo de juego. Pongamos
que queremos intentar controlar la mesa, entonces: ¿Cómo podemos conseguir
que el bote se agrande? Haciendo apuestas grandes.
Fácil, pero no tanto, porque esto
exige mantener siempre el equilibrio entre hacer apuestas grandes, sin que
estas provoquen la retirada del rival, porque si se va de la mano, adiós a
la idea de hacer crecer el bote. Por tanto, tenemos que sacar una aproximación
de la cantidad de veces que podemos apostar sin que se retire.
Esto nos deja varias conclusiones
claras: hacer all-in de entrada no es una opción. Es ir de frente,
gritarles a los demás que queremos agrandar el bote y que nos den su dinero.
Evidentemente, ellos dirán que no, y se retirarán. Jugada nefasta.
Pero si consigues disimular tu
entusiasmo y vas haciendo apuestas graduales cada vez más fuertes, la cosa
cambia. Ahí sí tendrás opciones de agrandar el bote, de hacerlo más gordo y
jugoso, antes de que los demás se retiren. Y, cuanto más estires el chicle,
mejor.
Pero para eso hay que saber ajustar los tamaños de nuestras apuestas, sobre todo en las primeras calles. Eso definirá la autenticidad de nuestras subidas, tanto si tenemos una buena mano preflop como si nuestra intención es llegar al showdown con una mano débil.
El póker es un juego multirronda, lo que significa que las apuestas que se hagan en el flop tendrán su importancia cuando lleguemos a las calles posteriores. Un buen jugador de póker con habilidad para manipular el bote a su antojo piensa siempre a largo plazo, previendo el impacto que van a tener sus apuestas en las calles posteriores.
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