Las fichas de póker son un elemento
crucial de las partidas, como seguro que hemos comentado en otras
ocasiones. Y es que siempre nos fijamos en las cartas, en las barajas, pero las
fichas quedan relegadas a un segundo plano de manera injusta, y sin ellas no
podría ni completarse una partida de póker.
En el póker, y no solo en las
cartas, el color juega un papel fundamental. Tanto en mesas de cash como en
torneos, donde las fichas tienen el valor de dinero real y de puntos
respectivamente, las fichas se presentan en varios formatos y colores.
Como suele ocurrir con muchas de
las características de las partidas de póker, la cuestión de las fichas tiene
mucho que ver con el tipo de mesa y de partida que sea. Por ejemplo, en los
torneos de high-stakes, en los que cada jugador puede llegar a tener cientos de
miles de puntos, se puede utilizar las fichas rectangulares de tamaño similar a
los naipes. También en algunas partidas Cash especialmente grandes, aunque lo
normal en las partidas high-stakes es jugar con fichas redondas.
Normalmente, se busca que la ficha sea reconocible. Para ayudar a los jugadores a distinguirlas, se utilizan varios recursos: la forma (cuadrada o circular) y el color suele ser diferentes. Por eso, cada ficha de póker reúne unas características singulares que ayudan a identificarla rápidamente, sin tener que mirar una a una de cuánto es el valor que representa.
Lo que define el color de una
ficha en el póker suele ser el valor que tiene. Y hablamos mayormente de las mesas
de cash, donde las fichas representan dinero real.
Se sigue un código de colores
bien diferenciado, tal y como ya comentamos anteriormente en este
artículo dedicado al valor que tienen en el póker las fichas: se usan
los colores blanco, amarillo, rojo, azul, gris, verde, naranja, negro, rosa,
morado, granate, azul claro y marrón para representar valores sobre el
tapete de 1, 2, 5, 10, 20, 25, 50, 100, 250, 500, 1.000, 2.000 y 5.000 euros,
respectivamente.
Por tanto, sí: el color de las
fichas de póker tiene mucho que ver con el valor que representan, lo que
facilita la identificación visual de las mismas a los jugadores durante la
partida.
Este uso del color no solo es
aplicable a las fichas de póker de partidas amateur: las fichas de póker
profesionales también cuentan con un código único de colores que buscan el
mismo objetivo: simplificar la identificación visual de las fichas para
ayudar a los jugadores de la partida.
No obstante, hay que tener en cuenta que, aunque los mencionados son los colores y valores estándar, en realidad no existe una norma comunitaria a nivel global que designe cómo se deben utilizar los colores en las fichas.
Por tanto, se pueden encontrar
variaciones tanto en las partidas amateur como en las competiciones
profesionales, por lo que en realidad es responsabilidad del jugador conocer
las dinámicas de cada plataforma o mesa de juego.
El dato que hay que asimilar es
que las fichas de póker profesionales no cuentan con colores distintos
por el mero hecho de pertenecer a otra categoría de partida. Dado que no existe
una obligatoriedad de cara a aplicar los colores de las fichas en todas las
mesas y plataformas de póker, el jugador debe saber que pueden existir
variaciones en los colores de las fichas que maneje durante las partidas, en
caso de que juegue en plataformas o mesas diferentes.
En realidad, el color de una ficha de póker lo elige el propio casino o plataforma online, ya que son ellos los que controlan todos los aspectos de las partidas, incluido el diseño de los elementos que admitan variaciones o licencias.
Por ejemplo, en las cartas no suele haber mucha controversia porque cuentan con una representación prácticamente calcada, pero las fichas sí cuentan con elementos que las diferencian de otras: incluyen el nombre de la plataforma y pueden contar con otras variaciones, incluyendo el color.
Cada vez más plataformas apuestan
por la unificación. De hecho, en busca de estandarizar algunos aspectos,
las plataformas de póker cada vez apuestan más por ceñirse a la designación
estándar de colores, sin variaciones ni complejidades.
Aunque es de esperar que más o
menos se respeten los códigos de colores estandarizados, en realidad puede
haber cambios que, por inercia, pueden perjudicar al jugador. Para evitar
problemas, lo mejor es intentar conocer de antemano todos los aspectos de la
plataforma, o intentar dedicar las primeras partidas para habituarse a conocer
las peculiaridades de cada mesa.
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